enero 17, 2009

Decisión filial

Cuando tenía 12 años decidí que de grande iba a tener 20 hijos, todos varones, y hasta nombre les puse: Nabucodonosor, Asurbanipal, Asdrúbal, Aníbal, Atreyu, Falkor, Macumazahn, Bogwan, Phileas y hasta Medio Brooke… Creo que el único nombre “normal” sería Emilio, y todo porque no podría ponerle Roccanera ni señor de Ventimiglia o de Valpento.
Todos tenían que ver con hechos históricos o libros de aventuras. En ese entonces me hubiese gustado casarme con un señor Yáñez, sólo porque llevaran el nombre de mi ídolo, el “sahib” blanco, aquel portugués flemático amigo de Sandokan.
En ese entonces no comprendía porqué todos me veían con cara de horror o de plano se reían de mis planes. Pobrecitos de mis hijos.
Finalmente crecí, cambié de opinión, me casé y comenzamos a pensar en otros nombres. Las condiciones son que no se repita con ningún familiar de Gus o mío, que a ambos nos agrade y que la combinación de nombre y apellido no suene a revolucionario.
Hasta la fecha me sigo inclinando por tener sólo varones, pues siempre he creído que con cinco hermanas, cinco tías, cuatro primas, cinco tías abuelas, cuatro sobrinas y dos abuelas es más que suficiente para poblar al orbe de mujeres.
Por lo anterior fue más fácil definir los nombres de los hijos varones que eventualmente tendríamos Gus y yo, que escoger lo de mujeres. Y de los primeros nombres mencionados el elegido fue Bruno. Bruno Bernal Ponce.
Entre mi marido y yo decidimos que no suena mal, es fuerte, no parece que lo lleve un general o un soldado revolucionario… todo bien. El primer lío fue cuando en mi familia se enteraron de la selección.
- Noooooo, Bruno es nombre de perro –fue el comentario de mis hermanas, recordando aquel perro de la película Los Aristógatos.
- Pues no me importa –respondí-. Ese nombre nos gusta y así se llamará el primogénito.
Y en verdad no nos importaba el comentario, las burlas o las indirectas, ya lo habíamos decidido. O eso creíamos, hasta que fuimos a casa de unos amigos y de repente la hija mayor anunció que su novio le había regalado un perrito.
- Decidimos ponerle Bruno –comentó la adolescente-, y como mi novio se apellida Bernal, pues el perro se llamará Bruno Bernal.
Ni hablar, creo que deberé nuevamente pensar si Nabucodonosor Bernal Ponce podría brillar en sociedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajaja ya ves como si era nombre de perro, por que no le ponen algo ai como Peña, para que sea Peña de Bernal jajajaja o algo asi como mmm podria ser mmm Angel Bernal, o Salvador Bernal o de plano Ezequiel jajajaja como el de los scouts
besos Gualus

Gaviota_mx dijo...

Solovino Angustias Bernal Ponce me late....