julio 23, 2009

Veinte años y más de siete vidas

Llegó a casa escondida en una mochila, con no más de una semana de nacida y mucha hambre, como se comprobó en su primera aparición pública ante la dueña del hogar cuando un ratón seguramente de su misma edad pasó corriendo frente a ella.
Aunque se había dicho que no habría más gatos en la casa, sobre todo después de algunos tan memorables como Morgan, D'Artagnan, Cocas y el efímero Sambigliong, por sólo citar “los buenos”, no hubo más remedio que darle cabida en ese cuasimanicomio.
¿Quién iba a creer que el nuevo individuo flaco, largo, testarudo y vestido de gala iba a entrar en ese selecto grupo y que viviría más, mucho más que todos sus antecesores?
Lo que es aún más asombroso es que a sus ahora casi 20 años, esa gata negra de mentón, pecho y patas blancas ha logrado sobrevivir a dos seudodefensoras de los derechos de SU animal, a la que le cortaron el pelo de la cola para que quedara como un chorizo, al igual que los bigotes “porque los tenía muy largo”e intentaron quitarle “esas basuritas que tiene bajo las patas”, afortunadamente sin éxito.
Esas dos “súper defensoras” la bañaban con champú y acondicionador para que tuviera un pelo brillante y suave; también se metían en una pelea de perros y gatos cuando la creían en peligro, con el esperado desenlase de un par de locas mordidas y vacunadas... y una gata a salvo.
También debió enfrentar a una iracunda adolescente con quién sabe que rencor contra la recién llegada, con la que se desquitaba a patadas hasta que fue amenazada con recibir de alguna hermana el mismo castigo que ella recetaba a Ken.
Su nombre no va acorde con las costumbres hogareñas de dar a las mascotas nombres de aventureros, espadachines, piratas; no sé a quién se le ocurrió, no sé porqué aceptaron algo tan ridículo, no sé porqué no imperó la razón, pero finalmente fue bautizada (sí, fue bautizada por niñas católicas amantes de sus gatos) como Que-negra-estás, o simplemente Ken. o Kenuchis para los más allegados.
Pero vivir en esa casa tuvo sus consecuencias. Se volvió tan caprichosa que aunque estuviera abierta la puerta, ella exigía a maullidos que se le dejara salir a través de una ventana: también se le vio varias veces arrojarse de una ventana hacia el jardin... piso y medio abajo.
Los perros de la zona le temían. En la casa del vecino de enfrente iba a bravuconear y hostigar a un can alto, negro y fuerte que encerraban en el garage. Silenciosamente Ken se subía a una barda y de imprevisto saltaba sobre el lomo del perro, le clavaba las uñas y luego regresaba al resguardo del muro y caminaba presumida de su hazaña mientras el perro enloquecía abajo.
También era sabido que aquel otro cánido que semejaba a un Alaska, aunque nunca quedó mejor dicho que era un A-las-ca-lles (de mi cuadra); creo que vivía atemorizado y salía corriendo al ver al temido felino acercarse. Ken se acostaba justo donde el perro había estado antes, sobre todo si era debajo del durazno.
Y si los perros le temían, hemos de reconocer que algunos vecinos lo odiaban, no sin razón. Imagínense la cara de mi madre cuando la señora de enfrente le contó que esa Nochebuena no comieron pavo porque el que habían preparado desde hacía dos días fue hallado en la mesa de su comedor con un invasor vestido de frac encima que cenaba sin la familia anfitriona.
Loca, provocativa, precoz, cazadora astuta, aventurera, callejera, perseguida, abusiva, manipuladora y maniática, Kenuchis llega a una edad inverosímil para un gato doméstico, que usualmente viven de 12 a 15 años; mucho tiempo ha que ocupó y tiró sus siete vidas.
No sé cuánto tiempo vivirá, pero es obvio que por más cuidada que esté ya no será mucho más. Por ello va este pequeño recuerdo para esa gran bribona que nos ha acompañado en nuestras andanzas con más garbo e inteligencia que cualquiera de sus congéneres... y de los míos.

5 comentarios:

Unknown dijo...

jeje no cabe duda que genio y figura hasta la sepultura, en estos momentos son las 3 de la mañana la Keluchis (como la llaman mis hijos) no para de molestar a pablo jajajaja le grita (y eso es literal) maaaaauuuu para que le abra la puerta de la recamara o el baño o yo ke se, y de la edad pues hace ya varios años ke en la familia se espera el fatal desenlace para el cual por cierto debo estar preparado por ke ese dia mariana saldra corriendo a despedirse de su amada hija y pues yo debo estar a su lado no?? soy su esposo :S sera ke ya es mi hija tambien???

Unknown dijo...

por cierto evicho, que bueno ke estas de vuelta eeh!!! nos tenias muy abandonados

me declaro tu fan!!! tienes una manera de relatar historias familiares que me encanta, ojala que no nos vuelvas a castigar tanto tiempo sin estas fabulosas historias

te mando muchos besos!!

Eva en la Luna dijo...

Pues lo intentaré, la verdad es cosa de decidirme a dedicar una hora (o menos) a cualquiera de las aventuras que siempre han salpicado la vida familiar. Muchas veces eso es lo que me frena... no sé de qué hablar o por dónde empezar. Se agradecen ideas

Anónimo dijo...

extraño a mi Ken, el gato este esparragou es muy latoso me muerde los pies y hasta las orejas ya me mordio!!
Quiero a mi Ken de regreso...

Y sin contar que mi Valen se la pasa en el piso doblada de la risa por que ese felino la tira :(

Eva en la Luna dijo...

Piensa que Esparragou es la Ken de Valen y así como ahora la tira más adelante le hará ver su suerte... ¡y si no lo crees pregúntale a Anita! Son un trío de bebés